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De aquel huevo que el ex ministro Carraquilla habló antes del paro no queda nada, menos su precio, ese que una empresa por congraciarse con el alto funcionario colocó por una semana.
Por Óscar Viña Pardo
La cubeta de huevo que compro ahora está en los $16.000, subió así como así $3.500 pesos y la explicación de quienes lo venden se centra en las movilizaciones sociales, parece que por culpa del huevo después del 28 de abril se perdieron en el país más de 30 billones de pesos, y la culpa se la hechan en Palacio al huevo que al sumarle una N por su arrogancia nos llevó a la actual situación.
Por culpa del huevo los jóvenes de los diferentes rincones del país mostraron la realidad oculta de los nuestros, un país desigual que tiene como columna vertebral la corrupción, esa que se llevó a los bolsillos de unos pocos en el 2020 la medio bobadita de $50 BILLONES, es decir casi tres reformas tributarias.
Por culpa del huevo, una minoría que no tiene que ver nada con las manifestaciones sociales siguen destruyendo lo bienes de las ciudades, como si al final no fueramos los mismos con las mismas los que tenemos que pagar sus arreglos a través de nuestros impuestos. Los que tienen asegurados sus propiedades, las compañías se hacen los de la vista gorda, dejemos descansar al huevo en este párrafo.
Pero toca decir ahora en plural que los huevo-nes que ponían gran parte de esos recursos desaparecieron, producto de la pandemia del 2020 y con ellos esos bolsillos que ayudaban fuertemente con la economía a través de sus impuestos.
Los estratos 3 y 4 ya no comen carne, comen huevo y con ese precio ahora se alimentan solo dos veces al día.
Esos muchachos que arrancaron las marchas el 28 de abril cambiaron la visión de país, nos mostraron la necesidad de crear nuevos liderazgos; reformas estructurales en la justicia, la Policía, la salud, agro y educación, especialmente, luchas sociales en la que todos guardamos la esperanza de una mejor Colombia.
Nos mostraron el poder del huevo en todas sus dimensiones, porque por culpa del huevo demográfico tenemos mayor inequidad y por ende un círculo de pobreza que crece vertiginosamente en un país donde unos pocos quieren seguir comiendo caviar a costillas de los que comen huevo, una vez al día.
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Tienen huevo con el precio del huevo - El Cronista
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